domingo, 8 de noviembre de 2015

Civilización Fenicia



Fenicia es una faja de tierra, de un ancho promedio de 40 km., que dispone de 200 km. de costa, desde el monte Carmelo hasta el golfo de Alejandreta; a sus flancos se hallan el mar Mediterráneo, hacia el poniente, y el desierto de Libia, hacia el oriente.
De norte a sur la atraviesan dos cadenas paralelas de montañas: el Líbano y el Anti Líbano, en cuyas laderas crecían abundantes bosques de cedros, que proporcionaban a los fenicios la madera necesaria para construir sus barcos y lanzarse a la conquista del mar.
El macizo del Líbano desprende ramificaciones transversales de menor altura, que dividen al país en pequeños valles fertilizados por los riachuelos que desde las alturas bajan torrentósamente hacia el Mediterráneo. Si bien la costa es abrupta y poco hospitalaria, las bocas de los valles y algunos islotes próximos al litoral permitieron el establecimiento de buenos puertos, como Tiro, Sidón, Biblos y Arad.
Las reducidas tierras fértiles daban con facilidad vid, olivo y cereales, pero la producción resultaba insuficiente para satisfacer las necesidades de la creciente población. Los fenicios se vieron así en la necesidad de buscar en el mar nuevos medios de subsistencia, dedicándose primero a la pesca y, más tarde, a la navegación.
Como Fenicia era tan abrupta, la navegación vinculó a las ciudades fenicias, que hallaron en las aguas una ruta más fácil y rápida para comunicarse entre sí que la de los ásperos senderos de los valles. La navegación costanera fue complementándose con la navegación en mar abierto, y los fenicios cruzaron el Mediterráneo, en todas direcciones, comerciando en todas sus riberas y transmitiendo a las poblaciones bárbaras de sus costas las industrias y las ideas de los pueblos orientales.
Los fenicios se convirtieron así en los grandes navegantes de la antigüedad, y propagaron por el Mediterráneo la civilización de los pueblos del Cercano Oriente.

FENICIA ORIGEN, CULTURA Y EVOLUCIÓN 
Diversos contingentes de semitas empezaron a establecerse en aquella pequeña región, en época muy remota (posiblemente el milenio III a. C.) Pero estas tribus semíticas, cuya unión formó el pueblo fenicio, sufrieron la poderosa influencia de los grandes estados vecinos, Babilonia y Egipto, quienes sucesivamente asentaron su dominación en Fenicia.
Los babilonios, desde el tiempo de Hamurabi, convirtieron a Fenicia en un ala de su imperio. Luego, los egipcios hicieron lo mismo, en tiempos de los faraones Thutmoses III y Ramsés II. Pero más tarde, hacia el 1200 a. C., los fenicios lograron emanciparse de Egipto, y desde entonces vivieron independientes por más de 400 años, hasta que los subyugaron los asirios, pueblo conquistador y guerrero que dominó todo el Cercano Oriente.
La cultura fenicia, por esto, fue una fusión de la egipcia y babilónica. El interés histórico de los fenicios no radica, pues, en la originalidad de su cultura, ni en su importancia política o guerrera, dada la pequeñez territorial de Fenicia y su escasa intervención en las luchas de los grandes imperios. El mérito de los fenicios consiste en el maravilloso impulso que dieron a la navegación mediterránea, en el desarrollo comercial e industrial que alcanzaron sus ciudades y en el talento que demostraron para adaptar a sus necesidades algunos elementos de las culturas egipcia y babilónica, tales como la escritura, a la que simplificaron creando el primer alfabeto.
Mientras vivieron independientes, los fenicios no tuvieron unidad política: se agruparon en pequeñas ciudades, libres y soberanas, que luchaban, a veces, por la hegemonía.
Biblos tuvo mucha importancia económica en tiempos de la dominación egipcia. Luego la sucedió Sidón, cuyos barcos acapararon el comercio del Mediterráneo oriental. Finalmente, Tiro, a partir del 1100 a. C., se convirtió en la gran metrópoli económica del mundo antiguo.
Los fenicios tubieron un importante desarrollo de la estética a través del arte. Desarrollaron importantemente la cerámica creando vasijas y recipientes con varios colores. Crearon interesantes esculturas en representación, principalmente de divinidades y figuras femeninas. Destacados también fueron sus mosaicos y su arte de la creación de joyas entre las que se encuentran collares, pekndientes, pectorales y otros objetos de metales preciosos. Participaron en el desarrollo del arte de las máscaras, y, también, crearon recipientes que cumplieron, a la vez, las funciones estética y utilitaria.




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